Su intuición y su talento como alquimista le otorgaron un apodo, ‘El Brujo’, y ayudaron a construir una leyenda. El enólogo Ezequiel García, fallecido el pasado agosto, a los 86 años, había regresado hace apenas dos años a la bodega para dar nueva vida al vino que le hizo famoso en los sesenta, el Monopole. Esta es la historia de su última obra.
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